TRABAJO CON LETRAS DE FORMA REMOTA

Lo que me encanta de este trabajo es que puedo manejar mis horarios y puedo moverme tranquila por el mundo sin perturbar demasiado mi vida laboral. Me muevo mucho durante el día, en la mañana no rindo tanto como en la tarde, tengo un hijo chico, familia en Alemania, somos bastante viajeros, muchas veces trabajo de noche, me gusta mucho estar en mi casa, vestirme cómoda y mi segundo lugar favorito son las cafeterías ricas con wi-fi. Bueno, y, AMO LAS LETRAS. La verdad, es que la posibilidad de trabajar de forma remota ha sido para mí un regalo de la vida.

Muchas personas me preguntan cómo lo hago; el pasar tanto tiempo sola en casa, y ahora con un hijo en casa (¡esto sí que es más difícil!), y la verdad es que empecé sin querer. Comencé cuando vivía en Australia. Mi papá me envió de Chile, un par de textos a traducir para su oficina. Eso fue por el 2007. Ese par de textos abrieron una puerta. Desde ahí comencé de forma aislada con un texto por aquí, con otro texto por allá. Y así. En ese tiempo hacía clases de español en cafeterías, y luego me quedaba traduciendo o escribiendo, así que todo conjugaba.

En el camino que he elegido tengo el 100% de la responsabilidad de lo que logro y lo que no logro. Todos los días creo mi día, hago de pulpo con todas las tareas de un negocio, no hay certidumbre de sueldo, ni los llamados bonos o beneficios.

En este tipo de trabajo hay que ser muy ordenado con la administración personal.

En fin, no tengo que bancarme malas caras de jefes, ni tengo que pedirle permiso a nadie si voy al doctor o si quiero tomarme algún día extra de descanso. Cada oficio tiene sus tragedias y sus venturas, así que por ahora, seguiré extendiendo mis redes de contactos y seguiré tipeando para comer.


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